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“TESTIGOS DE DIOS”

Queridos hermanos, ya estamos vibrando con la Gran Fiesta de la Iglesia, el Jubileo de Oro de la RCC. El Papa Francisco nos convoca a celebrar un Nuevo Pentecostés, un tiempo de avivamiento de la fe y la moralidad.

Tiempo apto para la conversión: “En el tiempo favorable te escuché, y en el día de la salvación te ayudé. ¡Pues éste es el tiempo favorable; este es el día de la salvación! (2Cor 6,2-3).

Las Convivencias con Dios, como escuela de espiritualidad empapada de la corriente carismática, son una preciosa oportunidad para el avivamiento de la fe.

Cualquier convivente debe ser un testigo con la fuerza del Espíritu. No se trata que seamos testigos de las convivencias, sino TESTIGOS DE DIOS. ¡Vivir la vivencia de Dios!

El convivente no habla de sus propias virtudes, sino hace vivir al otro lo mismo que él vivió; le despierta las ansias de encontrarse de veras con el Señor más y más.

Para esto no estamos solos: el Espíritu Santo nos brinda sus carismas; nos hace ¡testigos con la fuerza de lo alto!

En este año, especialmente, necesitamos zarzas ardientes donde se manifieste Dios. Supone un convencimiento ferviente y autentico, que nos permita contar cómo hemos encontrado a Dios y como podrán encontrarlo otros.

Si estamos verdaderamente enamorados de Cristo y sentimos cuánto nos ama, nuestro corazón se inflamará de tanta alegría que contagiará a cuantos viven a nuestro alrededor.

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