Amadísimo mío:
Gracias Jesús, porque organizaste y planificaste todo para que viniera a disfrutar de tu AMOR. A disfrutar de esta hermosa y dulce intimidad con vos, descubriendo a su vez la hermosura del silencio junto a María. Ella tan próxima, tan cercana como nunca lo había experimentado antes.
Gracias mi Señor por las miradas llenas de gestos comunitarios de mis hermanos conviventes. ¡Cuánta restauración, cuánta sanación, cuánta purificación!
En estos días de la Convivencia con María recibí luces especiales que me aclararon dudas. Recibí también la Gracia de salir fortalecida en mis virtudes. Entiendo ahora que con la acción de tus dones, Señor, podré caminar en tu presencia, con mucha más fe y confianza, porque tu Espíritu Santo mora en mí y me ha guiado mi vida en todo tiempo y en todo lugar.
Hoy vuelvo más enamorada y agradecida a la vida cotidiana. Quiero, deseo ser una servidora fiel y eficaz instrumento de paz y unidad en mi comunidad. Amén
HILDA BLANCO
CcM (Convivencia con María) – Resistencia, enero de 2015